Tener un jardín o una finca frondosa y repleta de vegetación es todo un lujo hoy en día. Puedes disfrutar de un contacto privilegiado con la naturaleza, de un entorno único e incluso, con un poco de dedicación, tendrás la oportunidad de crear un pequeño huerto y cultivar tus propios alimentos.
Este pequeño placer diario también tiene sus responsabilidades, ya que la naturaleza necesita de ciertos cuidados para lucir perfecta y crecer en su ecosistema saludable, sin que falte de nada, y sin que se nos vaya de las manos y se extienda más allá de las fronteras del jardín.
Los árboles pueden ser una excelente fuente de oxígeno, de vitalidad e incluso la sombra perfecta para las comidas de verano. Aunque son uno de los elementos naturales más complicados de gobernar. En algún caso, puede ocurrir que uno de ellos se extienda más de lo debido y empiece a causar daños en la estructura de la casa u otros elementos. Algo que puede ser peligroso y que lleve a la necesidad de secarlo y retirarlo, pero, ¿cómo hacerlo? Aquí, te lo mostramos.
¿En qué casos se debe secar un árbol?
Los árboles son bienes muy importantes para nuestro ecosistema y su conservación es crucial para el planeta. A lo largo de las últimas décadas, hemos asistido a una pérdida muy importante del potencial natural en todo el mundo y hemos empezado a vivir también los efectos devastadores del calentamiento global, por ejemplo, con el cambio climático que también ha arrasado con muchas zonas verdes y fructíferas.
Con esto queremos explicar que el gesto de secar un árbol debe tener una motivación, puesto que son parte de nuestro maravilloso patrimonio vegetal y responsables de la renovación del oxígeno que respiramos. Es una decisión que debe ser pensada y estratégica.
Los casos en los que se debe secar un árbol son contados y son muy claros. Esto es algo que solo se debe practicar cuando sus raíces o ramas están causando daños en otras instalaciones, están invadiendo un terreno que no nos pertenece de manera peligrosa o están causando problemas.
En algunos casos pueden introducirse en construcciones cercanas de alguna manera, e incluso influir en los sistemas de electricidad o en las tuberías de agua. En estos casos, no quedará otro remedio que poner freno a su crecimiento para que no siga causando perjuicios a su alrededor.
Hacer esto implica secar el árbol antes de ponerse manos a la obra y retirarlo, ¿por qué razón? Pues porque la tala va a ser mucho más controlada y, secándolo en primer lugar, facilitamos mucho el trabajo de retirada. El tronco estará más débil y la situación será mucho más manejable, sobre todo, si el árbol en cuestión tiene un tamaño importante.
Cómo secar un árbol sin que se note y de manera eficiente
Si finalmente has observado que un árbol está dañando algunas estructuras o sus raíces se cuelan donde no deben, no quedará otra que proceder a secarlo. Para ello, existen algunas técnicas que son eficientes y que permiten hacerlo de una forma muy discreta. A continuación, te explicamos cómo secar un árbol sin que se note con las mejores soluciones.
Con agua hirviendo

Parece algo demasiado sencillo que te puede hacer dudar de su eficiencia, pero lo cierto es que el agua cuando hierve se convierte en un potente herbicida que nos ayudará a secar un árbol correctamente. Es más, funciona con todo tipo de plantas, independientemente de la especie.
El procedimiento a seguir cuando el árbol es de un tamaño grande pasa por coger una olla de gran envergadura. Esta se llena con agua del grifo y se coloca cerca de alguna fuente de calor, por ejemplo, de una estufa, para que pueda llegar al punto de ebullición. En este momento hay que volcar el líquido caliente con cuidado sobre las raíces.
Herbicida en las hojas
Otra forma de acabar con el árbol es aplicar un herbicida corriente que se emplea para las plantas, rociando sobre las hojas del árbol. Esto se realiza con precaución y con la ayuda de un atomizador con el que las puedas ir rociando con control, sobre todo si tienes otros árboles muy cercanos que no te están causando molestias y que no quieres retirar.
Lo cierto es que los establecimientos especializados en la venta de este tipo de productos van a aconsejarte mucho mejor sobre el herbicida más adecuado para tu caso, ya que los hay de muchos tipos y, según la especie o el tamaño, la recomendación puede variar.
Suelen ser productos altamente concentrados que tienen que diluirse en agua antes de aplicarlos, por eso conviene consultarlo y operar siempre con seguridad. También es recomendable que esto se haga en una época seca, para que los productos tengan mayor efectividad y no se diluyan en la humedad ambiental.
Sal de roca
Hay un compuesto químico con grandes cantidades de magnesio, además de azufre y oxígeno, llamado sal de roca. Se emplea en trabajos agrarios o incluso como exfoliante, pues no es un tipo de sal comestible.
Si este elemento entra en contacto con el árbol y con sus nutrientes naturales, especialmente en la parte de sus raíces, terminará por secarlo. Se trata de un procedimiento algo más complejo, ya que habrá que taladrar el árbol para hacer unos agujeros de unos 20 cm para rellenarlos con esta sal de roca y taparlos con cera para que permanezca en su interior.
Esto se debe hacer con precaución y con cuidado de que no dañe otros elementos naturales que se encuentran a su alrededor. Para que el proceso de secado sea rápido, se pueden tapar los orificios con algún plástico e impedir el contacto directo con el sol.